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Hace más de 30 años, para ser más específicos, un 10 de Diciembre de 1970 en Oslo, Noruega, el investigador agrónomo estadounidense Norman Borlaug recibe el Premio Nobel de la Paz por el desarrollo en variaciones de trigo de alta productividad, lo más importante es que sus investigaciones se desarrollaron en México, en la zona del Valle de Yaqui en el estado de Sonora. Esto permitió que se desarrollaran nuevas tecnologías agrícolas (mejoramiento de granos, fertilización, entre otros), con ello, la agricultura entraba en una nueva era, UNA AGRICULTURA “MODERNA” que pertenecía a una nueva revolución, hablamos de la REVOLUCIÓN VERDE.

El uso de fertilizantes de base nitrogenada (urea), así como el mejoramiento genético “manual” (prueba y error) permitió a nivel mundial rescatar a la agricultura, que sufría los estragos de la falta de tecnología. Millones de personas que estaban destinadas a morir de hambre lograron tener acceso a granos (alimentos) producidos bajo el esquema de la agricultura moderna. 

Pero en el año 2000, una nueva tecnología cambiaría la forma de hacer las cosas, principalmente en la agricultura. Con el acceso a la información “de la vida” (ADN) los investigadores accedieron a nuevos “mundos”, el mundo molecular. Imagina un cassette de música, de esos que tenían Lado A y Lado B y una cinta color negra o café. Dentro de esa cinta había canciones, no las podías ver pero sabías que estaban ahí, exactamente así es el “código de vida” (ADN), una “cinta” que contiene información, que no la puedes ver pero que está ahí, y…

¿Esto qué tiene que ver con la agricultura?

Gracias al avance tecnológico, después de 40 años de la revolución verde (Dr. Norman Borlaug ), los investigadores agrícolas se preguntaron ¿Qué o quiénes viven o habitan el suelo?, descubrieron que existen más de 2 millones de microorganismos por cada gramo de suelo dependiendo el tipo de suelo, región, entre otros factores, “ciudades completas de bacterias, hongos e insectos” que hace 30 años eran desconocidos. 

Tuvieron que pasar más de 30 años para darnos cuenta que la aplicación desmedida de compuestos nitrogenados (revolución verde) impacta negativamente el suelo, dañándose a nivel molecular (pérdida de microorganismos benéficos, identificados mediante tecnología de secuenciamiento de ADN), así como malas prácticas como la roza y quema, los monocultivos, compactación del suelo, entre otros. Si bien los avances y aportaciones del Dr. Norman Borlaug marcaron un momento de éxito en la agricultura, nos encontrábamos ante un mundo completamente desconocido, el suelo. El principal recurso natural NO RENOVABLE para la agricultura y para el ser humano. Con el paso del tiempo, nos dimos cuenta que la revolución verde tiene algunos “problemas” técnicos, lo que ocasiona pérdida de suelos, contaminación, entre otros. 

Dependemos en gran medida del suelo, es ahí en donde producimos alimentos, donde sembramos pastos para alimentar al ganado, donde montamos fábricas procesadoras o ciudades con hospitales, cines o nuestra propia casa.  El suelo, el más importante recurso que puede existir en el planeta , hoy está fuertemente impactado. Si consideramos que son las nuevas generaciones de jóvenes, quienes tienen en sus manos el futuro de la producción de alimentos, es necesario promover su cuidado, su restauración, recuperación y su salud. 

Los avances de la revolución verde son buenos hasta cierta medida y gracias a la revolución biotecnológica podemos ahora unificar tecnologías y conocimientos que permitan integrar prácticas más amigables y que permitan mantener y aumentar la productividad de los suelos. Por ello, en gensoil, creemos que el activo más importante que tenemos hoy en día para la agricultura lo forman las nuevas generaciones de jóvenes que se dedicarán a gestionar los recursos agrícolas. 

Ya no serán agricultores, ahora serán agrogestores, emplearán tecnologías que permitan comunicarse con sus suelos y cultivos para tomar mejores decisiones. 

En el marco del día internacional del Suelo, gensoil tiene como objetivo el de ayudarle al Agricultor y a sus Técnicos Agrónomos a mejorar la salud integral y resiliencia de sus ranchos, así como su rentabilidad, mediante el uso de tecnologías de nueva generación.