El Panel Técnico Intergubernamental sobre Suelos (ITPS) define la salud del suelo como la capacidad del mismo para sostener la productividad, la diversidad y los servicios ambientales de los ecosistemas terrestres. Más allá de una simple definición, la salud del suelo es un concepto complejo que involucra la interacción de características físicas, químicas y biológicas.
Más allá de una mezcla de partículas (arena, arcilla, limo y grava), el suelo es un sistema vivo compuesto por una gran variedad de organismos: desde microorganismos (bacterias, hongos) hasta insectos, nemátodos y otros. Estos trabajan en conjunto para crear un suelo fértil y productivo.
Para mantener la productividad de los ecosistemas, los suelos deben presentar diversas funciones biológicas, estas están impulsadas por la diversa comunidad de organismos dentro del suelo, incluidos microorganismos (bacterias y hongos), nemátodos, entre otros.
Algunas de las funciones para la gestión sostenible de la tierra, la agricultura y la conservación del medio ambiente son:
Ciclo de nutrientes y secuestro de carbono: Los microorganismos del suelo desempeñan un papel crucial en los ciclos del carbono y el nitrógeno, que son esenciales para la rotación de materia y energía en los ecosistemas. La materia orgánica del suelo (MO) es vital para el almacenamiento de nutrientes y el secuestro de carbono, lo que afecta la estructura y la fertilidad del suelo.
Estructura y estabilidad del suelo: La estructura del suelo, incluida la porosidad y la estabilidad de los agregados, es fundamental para la retención de agua, el almacenamiento de nutrientes y la provisión de hábitat para los organismos del suelo. La materia orgánica del suelo contribuye a la formación de agregados estables, que protegen la superficie del suelo y mejoran la estabilidad física.
Sanidad Vegetal y Productividad: La biota del suelo, incluidos los microorganismos influyen directa e indirectamente en la salud y la productividad de las plantas al participar en los ciclos de nutrientes y modificar la estructura del suelo.
Reducción de gases de efecto invernadero: Los suelos tienen el potencial de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero mediante el secuestro de carbono y otros procesos, aunque cuantificar estos efectos sigue siendo un desafío.
Servicios de ecosistema: Los microorganismos del suelo contribuyen a una amplia gama de servicios ecosistémicos, como el ciclo de nutrientes, el mantenimiento de la estructura del suelo y la regulación del agua, que son esenciales para el funcionamiento sostenible del ecosistema.
El suelo es un recurso vital para el presente y el futuro de la humanidad. Es nuestra responsabilidad cuidarlo y protegerlo para la soberanía y seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y el bienestar de las nuevas generaciones ya que de él obtenemos el 95% de los alimentos que consumimos.
Ahora que ya sabes sobre la importancia de la salud del suelo ¿Qué prácticas implementas en tu sitio de producción para su cuidado?
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